Con una ayuda invaluable de las JAC de los municipios con los que nos relacionamos, El proyecto Buena Vecindad busca la transformación de entornos en lugares seguros y confiables para las comunidades y nuestra operación.
Una operación que a lo largo de los 836 kilómetros de oleoducto subterraneo pasa por 6 departamentos y 45 municipios, no sería posible sin el buen relacionamiento con las comunidades que convivimos. Parte de ese relacionamiento implica conocerlas y ayudarlas en el mejoramiento de sus necesidades.
El proyecto Buena Vecindad busca la transformación de entornos en lugares seguros y confiables para las comunidades y nuestra operación. El trabajo con ellas contribuye a prevenir conductas contrarias a la convivencia y acciones delictivas, al mismo tiempo que fomenta la construcción de una cultura de legalidad y de comportamientos solidarios.
En 2020 se realizó la primera fase del proyecto donde fueron seleccionadas 6 veredas a lo largo del recorrido del oleoducto: El Porvenir (Casanare), Yapombo y Betania (Boyacá), Caseri y Puerto Calavera (Antioquia), y El Porvenir (Córdoba). Se tuvo en cuenta factores como la conflictividad de las comunidades, niveles de inseguridad de la zona y la voluntad y el nivel de compromiso de las JAC para participar en el proyecto.
En 2021 el proyecto continuó con la selección de 9 veredas más: Unete (Casanare), Calderón (Boyacá), Chorro de Lágrimas, Machuca y La Porquera (Antioquia); Nueva Estación y La Aguadita (Córdoba), El Peñón y Parcelas de Algarrobo (sucre).
El avance del proyecto se ha logrado gracias a la participación de las JAC. Sus integrantes son los interlocutores directos de la comunidad y quienes de primera mano expresan sus necesidades y preocupaciones. Igualmente, la Fundación Oleoductos de Colombia y el Laboratorio de la Felicidad han apoyado la iniciativa.