Con herramientas inteligentes, así ha sido la inspección de varios tramos del oleoducto para preservar su integridad.
Igual que los exámenes que los humanos nos hacemos cada tanto para saber cómo está el colesterol, los triglicéridos, etc, así mismo las obras de ingeniería son susceptibles de estudios para evaluar su estado.
Con 27 años operando y reconocido como una de las obras insignia de la ingeniería en Colombia, el oleoducto de Ocensa es sometido cada tres o cinco años, dependiendo de la evaluación, a una revisión que permita identificar el estado del tubo y su estructura.
Para llevar a cabo esta labor es necesario contar con herramientas inteligentes. En este caso, un robot con múltiples sensores evalúa el estado mecánico de la tubería. El dispositivo revisa si el tubo (de acero) ha perdido espesor por efecto de la corrosión, ha sufrido daños por terceros o si hay reducción en el diámetro interno o agrietamientos. También se pueden hacer estudios geográficos para evaluar si la tubería se ha desplazado de su posición en diferentes periodos de tiempo.
Lo más importante de estos análisis es que permiten eliminar la incertidumbre y conocer el estado mecánico real de una tubería para, luego, empezar a hacer todas las evaluaciones de riesgo y definir qué tipo de planes se implementan con base en los resultados.
“Desde principios del 2021 se iniciaron las actividades con el tramo Miraflores - La Belleza. El año pasado lo cerramos con el tramo La Belleza – Vasconia. Inicialmente definimos una fase de alistamiento en la cual lanzamos herramientas, que no son inteligentes, para limpiar la suciedad del interior del oleoducto; luego, otra herramienta con una platina calibradora evaluó cómo estaba el interior del tubo para que no se presentaran atascos o daños en la herramienta inteligente. Esta fase inició en la última semana de octubre y concluyó el 15 de noviembre del año pasado.”, explicó Alex Malagón, líder del proyecto.
Con el tubo preparado, el 4 de diciembre se lanzó la herramienta inteligente en la estación Caucasia y 36 horas después llegó a la estación Coveñas. El dispositivo viajó en un bache específico de crudo y a velocidad controlada. Cada dos kilómetros había personal en campo con sensores para verificar el correcto paso del dispositivo. La tecnología utilizada en la inspección permitirá detectar grietas o pérdida de metal.
El pasado viernes, 11 de febrero, se corrió el tramo Vasconia-Caucasia y tuvo una duración estimada de 60 a 65 horas. Quedará pendiente el tramo La Belleza-Vasconia para completar todo el oleoducto.
“Con el análisis del alto volumen de datos arrojado por la herramienta, generaremos un plan de mantenimiento a mediano y largo plazo para preservar la integridad del oleoducto.”
Alex Malagón, profesional senior integridad corrosión.
Este tipo de inspecciones no es reciente. Desde que se construyó el oleoducto en 1997 se realizan estudios para evaluar cada cinco años la pérdida de metal y cada tres y/o cinco años la geometría y los desplazamientos de la tubería.
Una actividad tan compleja como esta cuenta con el apoyo de varias áreas de la compañía. Inicialmente el aérea de integridad logra con Cenit adelantar el contrato, donde también interviene el grupo de abastecimiento. Durante la fase de ejecución, el apoyo de las personas que trabajan en las estaciones y el grupo de mantenimiento de línea es clave, ya que se convierten en los ojos y las manos de toda la actividad. El cuarto de control en Bogotá también es importante para programar el bache en el cual se corre la herramienta.
Todo este trabajo de inspección hace parte de las nuevas tecnologías que venimos implementando en Ocensa para diagnosticar y con ello garantizar una vida del oleoducto más allá de la que se había planteado en el diseño original.