Ocensa y OIM contribuyeron a la protección y garantía de derechos de 247 menores de edad, sus familias, cuidadores, comunidad e instituciones, en Tauramena y Monterrey.
A través de una estrategia que reúne niños, niñas y adolescentes (NNA), sus familias, cuidadores, comunidad e instituciones, alrededor de la protección y garantía de sus derechos, hoy los municipios de Tauramena y Monterrey, en Casanare, cuentan con capacidad instalada para que sus territorios sean entornos protectores en los que todos y todas puedan crecer alejados de cualquier forma de violencia.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y Ocensa lideraron un proyecto que buscó potenciar las capacidades y habilidades individuales, comunitarias e institucionales para la protección integral de la niñez, la adolescencia y la juventud de Casanare.
“Gracias a esta alianza con OCENSA logramos que la protección y promoción de los derechos de la niñez, la adolescencia y la juventud se convirtiera en una apuesta comunitaria para casi 400 personas”
La iniciativa empezó en febrero de 2022 en los municipios de Tauramena y Monterrey. Después de 10 meses, y a través de encuentros participativos en temas como derechos, nuevas masculinidades, convivencia y construcción de paz, 247 niños, niñas, adolescentes y jóvenes mejoraron sus capacidades de protección y autoprotección frente al reclutamiento y dieron los primeros pasos en la creación de sus planes de vida.
Los participantes recibieron un acompañamiento en la creación e implementación de iniciativas comunitarias que les permitieron potenciar su liderazgo y vocería en los territorios. Gracias a este apoyo, ahora cuentan con proyectos de comunicación, turismo, cuidado ambiental, entre otros temas, a través de los cuales reafirman su compromiso con la promoción y protección de sus derechos.
"Hemos mejorado la comunicación y el diálogo, porque antes participaban pocos. Ahora todos participamos, hablamos y nos apoyamos"
Los padres, madres y cuidadores son el primer entorno protector de los menores. Bajo esta línea, el proyecto realizó talleres y capacitaciones para que las familias aprendieran estrategias que les permitieran mejorar la comunicación con sus hijos e hijas y así consolidar una relación basada en el amor, la confianza y el diálogo. Durante los encuentros, compartieron experiencias de crianza e intercambiaron ideas de cómo escucharlos y guiarlos sin recurrir a ningún tipo de violencia.
“Este ha sido un gran ejercicio de prevención de la violencia, de fortalecimiento de la sana convivencia en nuestra área de influencia y de articulación entre diversos actores presentes en el territorio”